Ya
no soy áspera y pesada. No soy de las que se anquilosaron hace años
en la tierra. Soy de las que moldeó el tiempo y el movimiento de
muchas olas. Cada vez más roma y más sincera. Porque la erosión
deshizo cualquier ángulo. Pequeña bola gris. Sin matices ni brillo, porque no nací del vidrio roto de la botella que llevaba el mensaje, sino
del fragmento del risco que hace miles de años se precipitó al mar.
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