martes, 19 de noviembre de 2013

Carta al hijo.

Querido hijo;

Por dejarte un mundo en el que cada vez somos menos libres. Por ser de los que damos el puñetazo en el bar pero sin salir a la calle a incendiarla. Por escribir una opinión de lo injusto que es este mundo en el Facebook y a los dos segundos olvidarme de todo, como si estuviera borracho; viendo un vídeo en el Youtube. Por dejarnos arrebatar los derechos por los que tanto lucharon nuestros abuelos. Por no querer cambiar este puto país de mierda, reaccionario, que lastra ya demasiados años de educación nacional católica con esa mal llamada democracia cuyos partidos se reparten el pastel mientras la sociedad agacha la cabeza para ver cual es el nuevo pescozón que le darán. Por tener miedo a perder las pocas miserias que nos dejan tener. Por dejar que tu educación, tu sanidad, tu futuro, tu libertad caiga en manos de empresas ávidas de beneficios a costa de unos derechos humanos cada vez más reducidos. Por dejar que la sumisión a los poderes sea la bandera enarbolada por la sociedad en que vivimos. Por no enfrentarme contra el ignorante trabajador que todavía vota y sigue defendiendo a la derecha que te está quitando todas tus posibilidades de una vida digna y todavía busca excusas para regodearse en su propia miseria. Por mirar hacia otro lado cuando veo un indigente en la calle. Por no abofetear a quién diga que la culpa es del inmigrante que nos quita el trabajo. Por no discutir. Por callarme. Por no llamar las cosas por su nombre: Bancos, ladrones. Monarquía y casta política, parásitos. Hipotecas, esclavitud. Rescate, robo. Nueva ley de protección ciudadana, dictadura. LOMCE, Discriminación. Recortes, más miseria para el pueblo.  España, anacronismo sin solución; al igual que cualquier país.

Te tocará a ti. Con las pocas armas que mi malagana me permita dejarte. Tu lucha será aún más dura que la que nosotros deberíamos hacer. Cada vez menos, para cuando llegue el momento de buscar las  soluciones y arreglar el mundo que te dejo.

¡La incertidumbre es tanta y la comodidad es tan agradable!

Mírame con recelo, la culpa será mía. Soy egoista. Me educaron para ser así. Si sirve de excusa, nos amaestraron para no morder la mano del amo que nos da las míseras sobras de su plato. Como padre te digo, te doy permiso para, cuando llegue tu tiempo y entiendas esta carta, me odies.

Te quiere y te pide perdón, tu padre.



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